viernes, 11 de marzo de 2011

París, la nuit!


Amigos de La Tana, la semana ha resultado húmeda. Seguramente será bueno para que el Paseo de La Barra se refresque y quede esterilizado; reluciente y dispuesto para recibir a nuestros amigos, amantes de respirar aire de mar y con ganas de encaramarse a las rocas e intentar arrancar algunas lapas que, si no las hay, las hubo.
   

Nosotros resistimos -estamos al abrigo-, pero a esta especie de semáforo marítimo, le está costando mantenerse erecto.


Mi sobrino Javier y yo, hemos terminado con las existencias de frutos del mar. Contemplar el oleaje, sentir la humedad salina en la cara y el viento fresco, nos obliga, como quien no quiere la cosa, a pasar al interior y, como ya cuenta el refrán: "Cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo".
Como tampoco hay moscas, nos entrenemos con las quisquillas, berberechos, navajas y alguna ostra también. ¡Hay que procurar no estar ocioso!


Hoy hemos leído en La Verdad: Los pescadores pierden 180.000 euros en invierno por el mal tiempo. Seguro que la semana próxima, tendremos ya mejor clima. También somos optimistas -igual que lo que oímos en las noticias- para finales de marzo.


Además, después de leer en el blog de nuestra amiga Viena, la selección de arroces que presenta, hemos pedido a Paco que nos sorprendiera con un arrocito y, ¡oh maravilla! ha preparado un arroz con alcachofas y sepia, que ha resultado estupendo. ¡Al mal tiempo buena cara!.


Antonio Ortuño, que es ya un clásico de La Tana -Pitu para los amigos- nos ha contado sus aventuras vacacionales. Desde luego, es el más atrevido del equipo. Carga la familia en el coche, se sienta al volante y, de noche, se pone a conducir y no para hasta que llega a destino, que suele ser siempre alejado, y, en ocasiones, con nieve en la carretera. A pesar de los obstáculos, siempre sabe llegar a su punto de destino.

Bueno, hace un par de años le jugó una mala pasada el GPS, pero ahora está ya perfectamente preparado.

¡Y a París que se fue!


Antonio nos comenta que se quedo encantado y maravillado con la extraordinaria cena que disfruto a bordo de un barco, mientras navegaba por el Sena.

-¡Ah!, te subiste a un Bateaux Mouche


 
Foto de Antonio Ortuño

Desde luego, parece una nave espacial, más que un barco navegando bajo los puentes del Sena. El menú le encantó. El ambiente y, sobretodo las vistas, inolvidables.


Además del barco, quiso visitar algún local nocturno, y, en su primera intentona, los exteriores se le antojaron excesivamente animados,


Foto de Antonio Ortuño

por lo que, finalmente terminaron con champaña en El Lido.

Desde luego, escuchamos encantados sus aventuras y, casi casi..., nos parece que también participamos en el viaje. 


La nave que vemos aproximarse en la foto, es más un deseo que otra cosa -se tomó a principios de la semana pasada-, pero la esperanza nos hace confiar y sabemos que después de la tormenta viene la calma.

Amigos de La Tana, cuando llegue el barco de verdad, vosotros estaréis en el Paseo de La Barra, viendo como entra, airoso y elegante, y el amigo Bartolo nos saludará al pasar.


Cuando iba a publicar estos comentarios en el blog, he descubierto que nuestra amiga Viena, cuyos arroces mencionábamos al principio, acaba de presenta un trabajo magistral sobre el caldero, que merece nuestra atención. El próximo viernes -vísperas de San José- repasaremos este ensayo sobre el guiso marinero levantino, tan arraigado en esta zona.

2 comentarios:

  1. Sebastián: De nuevo muchas gracias por las menciones que me haces.
    Te juro que cuando hacía el caldero pensaba en La Tana, porque creo que el Caldero que hacéis ahí es Inmejorable, así escrito con mayúsculas: Caldero e Inmejorable.
    Me es como siempre muy agradable la lectura de este diario de La Tana, imaginaros allí, con la tormenta, a buen cubierto y tomando esos tentempiés, y me digo: ¡Lo que daría por estar allí con ellos! Jajaja.
    ¿Sabes? El 25 me voy a pasar unos días a París, así que he tomado nota de las recomendaciones de Antonio, sobre todo la cena en el Bateaux Mouche, que aunque he ido en varias ocasiones a París, nunca la he hecho. Me acordaré de vosotros cuando esté allí, como me acuerdo cada vez que hago un arroz, cada vez que abro un libro de cultura gastronómica o cada vez que paso frente al mar y diviso un barco no muy lejano.
    Gracias Sebastián, te diría que por la compañía, porque me es tan entrañable La Tana y tus relatos, que no se me ocurre mejor palabra para expresar lo que me hacen sentir: Compañía, lo que me parece un maravilloso abrazo.

    Besos.

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  2. Amiga Viena:
    Un viaje a París. ¡Qué ilusión! Cuando tenía veinte años fue uno de mis deseos más ansiados.
    Antonio nos cuenta que el menú era estupendo. Puede resultar una cena para recordar.
    Francia, para los que nos interesa la comida -y la bebida-, siempre es a tener muy en cuenta. Te deseo que tu escapada te sea muy agradable y nos cuentes a tu regreso, algún descubrimiento -gastronómico- interesante.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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