Amigos
de La Tana, esta semana vamos a revolotear por los alrededores,
y, siguiendo los consejos de Pablo de
Guadalajara, nos damos una vuelta por el pueblo.
De todas maneras vamos a
dejar unos salmonetes en la vitrina,
no vaya a ser que Viena nos señale
la falta.
Y hablando de Viena,
enseguida pensamos en sus magníficas tartas y,
no es que seamos capaces de igualar su estilo, pero cuando menos tenemos que
intentar dar la cara con nuestros postres; Espuma
de chocolate, Tarta de chocolate
en vasito –el último invento de Javier para
que se mantenga suave-, Arroz con leche,
Tarta de queso, Tiramisú..
Y ya con los deberes
hechos, nos vamos de recorrido.
Camino del Hotel Entremares, donde tengo el coche
aparcado, me sorprendió lo bien que se destacaba la Isla
Grosa (situada
a 2,5 kilómetro) en
el horizonte, refugio que fue de piratas
berberiscos en épocas pasadas, según leemos en Wikipedia. Pero a mí, lo que
en realidad me recuerda siempre, es a un amigo que nos visitaba con frecuencia
y le encantaba, después de comer, hacer pequeñas -pero continuadas- libaciones
de B&B. Tenía
un bonito chalet a la orilla del mar
en el centro de La Manga –la parte más estrecha- y cuando le comenté que el
levante se notaría bien, me contestó:
-¡Que va! La Isla Grosa, me quita el viento…
¡Las
anclas de La Manga!, con sus letras verdes nos dan la
bienvenida.
La Manga tiene ya sus pequeñas historietas. Primero se
inauguró el Entremares, y al año siguiente el Galúa, en 1967. Si no recuerdo
mal, donde ahora están las anclas, había una
garita y un guarda con una barrera como si fuera una frontera. En realidad
era una urbanización privada y podía
controlar la entrada. No pasaban motos, bicis ni autobuses sin el debido
examen. Recuerdo también un guarda a
caballo al que siempre le seguía un perro
negro. ¡Qué tiempos!
El
restaurante Borsalino, no estaba en 1967 pero si en 1968. A lo largo de los años se
convirtió en un clásico de La Manga.
Para muestra un botón.
Aquí tenemos al padre de Juan, Chef del Borsalino, preparando Crêpes Suzette.
Comenté al principio que
íbamos a dar una vuelta por Cabo de
Palos y resulta que tomé rumbo a La
Manga, ¡tenía que recoger el coche!
Pero hoy, en lugar de
aparcar en el Entremares, he dejado el Clio en el Upper, y enseguida he tomado rumbo al Paseo de la Barra. ¡Ahí está, al fondo! Desde aquí vemos el Miramar y La Tana ni se ve, pero está.
Y ya de regreso, camino del Upper para recuperar el
bólido, pasamos por el puerto y nos sorprenden las técnica modernas de las empresa de Cabo de Palos; ¡Gratis!
Desde luego La Tahona ha sabido situarse en primera línea y consolidar su posición.
¡Probaremos los churros!
Esta curiosa foto, de molino derruido, que pudiera parecer
que corresponde a un monte agreste y
lejano, pues resulta que está casi en el centro del pueblo.
En esta imagen de Google Maps, vemos tres puntos oscuros abajo en el lado izquierdo. Empezando siempre
por la izquierda el primero es donde está el Upper, el segundo, la
gasolinera y el tercero, el molino
derruido.
Amigos
de La Tana, Cabo de Palos es un rincón para perderse…
Pero eso sí, ¡nos vemos en el Paseo de la Barra!
¡Cómo me gustan tus alrededores!
ResponderEliminarY que bien nos lo cuentas. Me paro en el molino derruido,qué pena. Ya lo podrían restaurar y ese palmeral abandonado que lo acompaña.
Besicos Sebastián, tengo muchas ganas de ir por ahí.
Amiga Mari Carmen:
ResponderEliminarHace unos días me dijo un pajarito que estabas en la terraza. Me asomé, y te vi en animado coloquio y no quise interrumpir.
Ayer entre en Thornton Club y leí el título de una foto: “Cabopá firmando su libro”. ¿Has publicado y no me he enterado? En tu próxima visita me tienes que informar.
Un saludo,
Sebastián Damunt
Cómo me gusta Sebastián el post de hoy, eso sí, pasando primero por la vitrina y esos postres que deben ser magníficos.
ResponderEliminarHoy nos has llevado de paseo por los alrededores para que pueda confirmar lo que siempre pienso: ¡Qué lugar más bonito para vivir! Me gustaría, fíjate y eso que no vivo en mal sitio, pero me gustaría.
De momento a ver si puedo ir por fin este año a haceros la visita que tantas ganas tengo ya de haceros.
Un abrazo
Amiga Viena:
ResponderEliminarCabo de Palos reúne un sinfín de cualidades que animan a intentar localizar algún rincón a nuestro gusto. Estar al pie de la autovía es una de ellas.
Un saludo,
Sebastián Damunt