El Paseo de la Barra –lo vemos a través de los cristales-, poder estar
al aire libre, frente al mar, es deseo
generalizado.
También es cierto que, permanecer en el interior, tiene su encanto.
Y si la situación de las
mesas nos permite disfrutar del paisaje
exterior, mejor que mejor, excepción hecha de la posibilidad de inhalar
mejores o peores humos.
Arriba, junto al ventanal, es zona exclusiva
para Amigos de La Tana que conocen
bien todas las posibilidades que se les ofrece para un ágape de calidad.
Antonio,
por ejemplo, que siempre actúa en primera
línea frente al mar, avistando barcos entre otra cosas, le vemos hoy
desespinando unas doradas en el
interior, seguramente empujado por un fuerte viento de lebeche.
A nuestros amigos les gusta la terracita frente al Paseo y mientras
toman el San Isidro de Los Belones,
postre local con ingredientes de la zona, sin que les falte el porroncito de moscatel y los frutos secos, se relajan
contemplando los barquitos que entran y
salen del puerto.
Barquitos que, en algunos
casos, son los que consiguen que Dionisio
pueda llenar las vitrinas para
que, a los Amigos de La Tana, no les
falte donde escoger.
Salmonetes,
dentón y gallo pedro
Gamba
roja y gallineta
Mújol,
lecha y salmonete
Y Andrés, a pesar de que –supongo- no ha leído el libro de Adrià “Comida
de la familia”, ¡zas!, pescado al
horno para el equipo.
Nuestro amigo Enrique
está siempre dispuesto a ponernos los
dientes largos. En este caso se trata de nuestras papìlas gustativas a las que se está tentando.
La Venta
La Ossa es en este caso el objeto de deseo. Vino muy agradable al paladar, especialmente al
final, ya con el queso y frutos secos.
Se ha comentado –entre
amigos, se supone- la importancia del aspecto
de la botella, que, al igual que ocurre con otras cosas, los libros por
ejemplo, si te gusta la portada, lo coges… y la botella, si te da una sensación
agradable, importante, casi, casi que algo si influye también en la apreciación
del vino. ¿O no?
Andando por el puerto camino de La Tana, con las
sugerencias de Pablo de Guadalajara
muy presentes, cuando he visto las barquitas, se me ha encendido la bombilla.
Estos botes de nombres originales, AUX-ASTRID II, 1497 tn, CHOCHOLITA…
han despertado mis recuerdos. Mi experiencia náutica no va más allá del manejo de los remos. En el puerto de
Barcelona, años cincuenta, alquilaban barquitas y aprendí a remar. ¡Hasta girar
sabia!, hundir el remo de la derecha en vertical y remar con el izquierdo para
forzar el giro. No sigo para no aburrir, pero ganas me dan de subir y probar de
nuevo.
En 2008 -¡cómo pasa
el tiempo!- hicimos algún comentario sobre Pedro
J., que nos ayuda con la informática
y los números, siempre atento a los porcientos, los IVAS, y demás historias
contables.
Su afición a la bici no es un secreto para nosotros, que conocemos sus
salidas, carreras y demás acciones –desde luego, en forma si está- que le
ocupan los fines de semana y siempre
quedamos algo en suspenso, pues sus recorridos suelen ser por montañas, caminos que podríamos llamar
de “cabras”, con muchas rocas, barros, y siempre terrenos
accidentados…
Pero lo que queremos
señalar es que hemos descubiertos que se ha convertido en un experto peliculero, o como quiera que se llamen
los hacen las películas. Quiero decir filmar
con la cámara y luego ponerle la musiquita y los títulos.
Pinchar en
Ahí os dejo uno de sus
últimos trabajos.
Sebastián, siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarEl título me ha descolocado, "Pedro J", me alegro que no fuera el del Mundo.
Un abrazo y hasta pronto.
Amigo Thornton:
ResponderEliminarEn alguna ocasión he leído el editorial de El Mundo que firma Pedro J. Ramírez, pero de ahí no paso.
Un saludo,
Sebastián Damunt
Yo creo que Andrés sabe lo que hace y que vuestro equipo, come mejor que el del Sr. Adriá. Y que me perdone, pero es lo que hay, a el lo puedo apreciar por todo lo que significa, pero a vosotros os quiero directamente y punto.
ResponderEliminarLa gamba roja se sale del cuadro como se suele decir y esta vez, el paseo de la Barra está repleto, qué alegría verlo así, tan concurrido.
Un abrazo Sebastián, capitán de ese estupendo barco.
Nos vemos.
Amiga Viena:
ResponderEliminarTus comentarios, siempre positivos, son la alegría del blog. El Paseo de la Barra espera tu visita.
Un saludo,
Sebastián Damunt