viernes, 12 de abril de 2013

Cabo de Palos




Amigos de La Tana, esta semana vamos a revolotear por los alrededores, y, siguiendo los consejos de Pablo de Guadalajara, nos damos una vuelta por el pueblo.

De todas maneras vamos a dejar unos salmonetes en la vitrina, no vaya a ser que Viena nos señale la falta.


Y hablando de Viena, enseguida pensamos en sus magníficas tartas y, no es que seamos capaces de igualar su estilo, pero cuando menos tenemos que intentar dar la cara con nuestros postres; Espuma de chocolate, Tarta de chocolate en vasito –el último invento de Javier para que se mantenga suave-, Arroz con leche, Tarta de queso, Tiramisú..
Y ya con los deberes hechos, nos vamos de recorrido.


Camino del Hotel Entremares, donde tengo el coche aparcado, me sorprendió lo bien que se destacaba la Isla Grosa (situada a 2,5 kilómetro) en el horizonte, refugio que fue de piratas berberiscos en épocas pasadas, según leemos en Wikipedia. Pero a mí, lo que en realidad me recuerda siempre, es a un amigo que nos visitaba con frecuencia y le encantaba, después de comer, hacer pequeñas -pero continuadas- libaciones de B&B. Tenía un bonito chalet a la orilla del mar en el centro de La Manga –la parte más estrecha- y cuando le comenté que el levante se notaría bien, me contestó:
-¡Que va! La Isla Grosa, me quita el viento


¡Las anclas de La Manga!, con sus letras verdes nos dan la bienvenida.
La Manga tiene ya sus pequeñas historietas. Primero se inauguró el Entremares, y al año siguiente el Galúa, en 1967. Si no recuerdo mal, donde ahora están las anclas, había una garita y un guarda con una barrera como si fuera una frontera. En realidad era una urbanización privada y podía controlar la entrada. No pasaban motos, bicis ni autobuses sin el debido examen. Recuerdo también un guarda a caballo al que siempre le seguía un perro negro. ¡Qué tiempos!


El restaurante Borsalino, no estaba en 1967 pero si en 1968. A lo largo de los años se convirtió en un clásico de La Manga.


Para muestra un botón. Aquí tenemos al padre de Juan, Chef del Borsalino, preparando Crêpes Suzette.

Comenté al principio que íbamos a dar una vuelta por Cabo de Palos y resulta que tomé rumbo a La Manga, ¡tenía que recoger el coche!


Pero hoy, en lugar de aparcar en el Entremares, he dejado el Clio en el Upper, y enseguida he tomado rumbo al Paseo de la Barra. ¡Ahí está, al fondo! Desde aquí vemos el Miramar y La Tana ni se ve, pero está.


Y ya de regreso, camino del Upper para recuperar el bólido, pasamos por el puerto y nos sorprenden las técnica modernas de las empresa de Cabo de Palos; ¡Gratis!


Desde luego La Tahona ha sabido situarse en primera línea y consolidar su posición. ¡Probaremos los churros!


Esta curiosa foto, de molino derruido, que pudiera parecer que corresponde a un monte agreste y lejano, pues resulta que está casi en el centro del pueblo.


En esta imagen de Google Maps, vemos tres puntos oscuros abajo en el lado izquierdo. Empezando siempre por la izquierda el primero es donde está el Upper, el segundo, la gasolinera y el tercero, el molino derruido.
Amigos de La Tana, Cabo de Palos es un rincón para perderse…


Pero eso sí, ¡nos vemos en el Paseo de la Barra!


4 comentarios:

  1. ¡Cómo me gustan tus alrededores!
    Y que bien nos lo cuentas. Me paro en el molino derruido,qué pena. Ya lo podrían restaurar y ese palmeral abandonado que lo acompaña.

    Besicos Sebastián, tengo muchas ganas de ir por ahí.

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  2. Amiga Mari Carmen:
    Hace unos días me dijo un pajarito que estabas en la terraza. Me asomé, y te vi en animado coloquio y no quise interrumpir.
    Ayer entre en Thornton Club y leí el título de una foto: “Cabopá firmando su libro”. ¿Has publicado y no me he enterado? En tu próxima visita me tienes que informar.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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  3. Cómo me gusta Sebastián el post de hoy, eso sí, pasando primero por la vitrina y esos postres que deben ser magníficos.
    Hoy nos has llevado de paseo por los alrededores para que pueda confirmar lo que siempre pienso: ¡Qué lugar más bonito para vivir! Me gustaría, fíjate y eso que no vivo en mal sitio, pero me gustaría.
    De momento a ver si puedo ir por fin este año a haceros la visita que tantas ganas tengo ya de haceros.
    Un abrazo

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  4. Amiga Viena:
    Cabo de Palos reúne un sinfín de cualidades que animan a intentar localizar algún rincón a nuestro gusto. Estar al pie de la autovía es una de ellas.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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