Nubes -pequeñas- en el Paseo de La Barra

Amigos de La Tana, octubre avanza y nos enteramos de erupciones volcánicas en El Hierro e incendios forestales en Galicia. Desastres que se ocupan de recordarnos que los pequeños -o grandes- inconvenientes que en ocasiones nos atosigan, debemos afrontarlos sin dejarnos abatir.

En el Paseo de La Barra -hoy viernes- vemos algunas nubes en el horizonte y a un barco atracado en el muelle -¿lo digo bien?- y, si nos fijamos en algunos detalles, parece buena decisión no estar navegando.

Vemos muñequitos infantiles en la parte superior de la nave, una bicicleta y carricoches, lo que nos hace suponer que en la tripulación -¿o será el pasaje?- figuran algunos niños, por lo que, verlo amarrado, nos tranquiliza.

Y, como era de esperar, cayó el chaparrón que enseguida despeja el Paseo.

Hasta Dionisio quedó atrapado bajo el toldo. Pero, como suele ser habitual por estas latitudes, ya parece que está saliendo sol de nuevo.

Con tormenta o sin ella, Dionisio siempre consigue buen material. Como vemos en la foto, pescado de roqueo para el caldo que dará sabor a los arroces. ¡Imprescindible!

Claro que, no solo de arroz vive el hombre. También hace falta buenas lubinas -llobarro, se dice por aquí también- que, a los Amigos de La Tana, les encantan abiertas y a la plancha con ajito frito por encima. ¡Qué delicia!

Hasta unos relucientes lenguados se han conseguido. Javier siempre los recomienda fritos, crujietes, enteros y con la piel, que, según cuentan, ¡está riquísima!

  

  

Nuestro equipo se preocupa también de que no falten postres de la casa, que, si bien son poco complicados, suelen tener entusiastas. Vemos la espuma de chocolate que prepara Cañete, y algunas cositas que Andrés, recientemente incorporado, prepara para ir tanteando el interés de los Amigos de La Tana. 

Ayer jueves, en un momento determinado, me di cuenta de que se estaba organizando un movimiento inusual. Iban a bombear hormigón en la base de la pequeña plataforma que separa en dos la entrada. Los temporales suelen removerla y la desnivelan.

Solo se puede entrar y salir por el lado izquierdo. Por el derecho, donde está el bote, tiene rocas a muy poca profundidad y, si  algún barco se despista y entra o sale por este lado, se queda embarrancado y tienen que rescatarlo con otra embarcación.

El la foto vemos a todos ocupados. En la izquierda, el pescador preparando el anzuelo, y en el centro, a los buzos atentos a la maniobra del vertido de hormigón.

Amigos de La Tana, nos despedimos hasta el próximo viernes, con un buen trozo de esta tarta de hojaldre y manzana -¡rico, rico!- que nos acaba de preparar Andrés.

Tenemos dos Andrés; el que ha preparado la tarta y Andrés, al que le gustan las tartas -y más cosas- y además, actúa en el Paseo y en los fogones. Seguro que hasta sería capaz de cantarnos una canción si hiciera falta. ¡El equipo de La Tana, es mucho equipo!