PLANET SOLAR

Amigos de La Tana, el otoño en el Paseo de la Barra está resultando maravilloso. Me refiero al tema climático ambiental, que es del único del que nos atrevemos a comentar.

Ayer fue un día tan luminoso, que os voy a colocar dos fotos del pueblo.

Esta que está a la derecha de La Tana,

y esta otra a la izquierda.

Ángel, pescador de Cabo de Palos, conocedor de casi todos los secretos del mar, solía tomar el clásico "reparo" -moscatel y brandy-que le encantaba. Digo solía, pues hace ya tiempo que, por el mismo motivo que yo abandoné en su día los cubatillas de buen whisky, se abstiene.

Hoy, como buen Amigo de La Tana, y en compañía de nuestro ilustre amigo Alfonso, quizá se permita un chispín de tinto del bueno, mientras nos cuenta los secretos de la preparación del "bonito salado", que tanto nos encanta a los usuarios del Paseo de la Barra.

A la derecha de la foto, junto a la barandilla del Paseo y con rallas blanqui-azules, vemos a nuestro amigo Javier,

de Cafés Pérez Campos, a punto de degustar el arroz de La Tana y confiamos en que, tanto a él como a sus compañeros de mesa les quede un recuerdo agradable de esta soleada mañana frente al mar, les guste el arroz y puedan tomarse el cafelito, versión asiático, carmelitano, belmonte o solo, con su delicado aroma al natural.

A principios de mes, Antonio, nuestro avistador de barcos,  me avisó de una nave en la línea del horizonte, con un perfil algo extraño.

Hicimos una foto con el teleobjetivo digital, y el resultado nos dejo asombrados e intrigados.

Foto de Vista al Mar

Finalmente, y gracias a Ceferino, hemos aclarado el misterio.

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Aprovechando estas mañanas soleadas, nos hemos permitido un pequeño aperitivo que nos ha organizado Javier, siempre atento a las novedades gastronómicas, de las que está muy pendiente, gracias a su búsquedas en la red,  que luego, claro está, se traducen en visitas seleccionadas.

Después del aperitivo y de un reparador almuerzo, nos suele aparecer la añoranza de los viajes cuando vemos los barcos que salen encaminados -suponemos- a realizar nuevas ensoñaciones.

Tratándose de barcos, está claro que nos gustan. ¡Los pequeños también!

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