Coco
Nuestro amigo Coco, que me recuerda siempre al Milú de Tintín, que tiene el morrito de este color, pero no por culpa del arroz, pues ya vino satisfecho de su casa, es un perrito muy simpático. Alrededor de las doce -hora en que solemos almorzar en el Paseo- suele pasar todos los días, siempre rápido, y no nos saluda, pero casi. Le tenemos clasificado como usuario -fijo- de esa maravilla de Paseo de la Barra.
Ayer me sorprendió verle instalado en el Paseo -muy bien acompañado- y con la mirada atenta, por si aparecía algún colega.
Juan, a quien vemos siempre dispuesto a atender con la sonrisa en los labios y el timón en la mano, no pierde ocasión de ser útil a los Amigos de La Tana. Bueno, es este momento no dirige la nave pero en cuanto se inicia la travesía, se agarra al timón y no lo suelta.
600.000 desplazamientos en la Región durante el Puente.
Una de las pocas noticias positivas -para la zona, me refiero- que podemos ver hoy en la prensa local. No obstante, el ambiente en frente del Paseo de la Barra, se mantiene relajado.
El fin de semana pasado nos han visitado buenos Amigos de La Tana. Digo buenos en todos los sentidos. Precisamente el motivo de la reunión, si no entendí mal, era para celebrar éxitos de los jóvenes, que es lo mejor que le puede ocurrir a una familia. ¡Enhorabuena!
Los arroces han funcionado y los visitantes suelen quedar satisfechos.
El domingo me acerqué a esta mesa para cerciorarme de que todo funcionaba, el caballero del jersey de rayas azules y blancas, me dijo, muy sonriente:
-Sebastián, ¿no me reconoces?
Su cara me resultaba familiar, pero no me atrevía a decirle que si, cuando en realidad no tenía idea.
Antonio -Pitu para los amigos- que es nuestra memoria viva del local, tuvo que ponerme al día, fecha incluida.
Si nos fijamos en la foto, vemos al amigo que, en el año 1987, cuando yo aterricé en La Tana -después de fracasar como empresario- con el que me inicié en el tema de los calderos, las paellas, la lecha y el emperador, las patatas al ajo cabañil y el tocino de cielo y el asiático como fin de fiesta.
¡Parece que fue ayer!
Carmelo, entusiasta del Cartagena Futbol Club, -manque pierda, como dicen algunos- le vemos en buena camaradería junto a Meca, a quien venera por la gloria que fue del equipo de la ciudad. Meca también recuerda sus tiempos de la primera división, en 1967 con el Elche, en el 70 con el Cartagena, el Ilicitano y un largo etcétera. Hoy, se entretiene colaborando con Bartolo, y siempre nos comunica las novedades que vienen del mar.
Meca, igual que yo, tenemos la mirada dirigida hacia el futuro.
Y el futuro es el Paseo de La Barra, las capturas de los barcos y los Amigos de La Tana, que saben donde tienen que situarse para ver pasar las naves mientras entretenemos el paladar y refrescamos la mente.
No podía perderme esta entrada tampoco, he estado muy ocupada y ya te contaré en breve por qué, pero venir por aquí es algo que no me perdería por nada, me gusta mucho.
ResponderEliminarYo también tenía un perro que se llamaba Coco, me ha hecho gracia.
Como siempre, un beso a toda esa familia de La Tana.
Amiga Viena:
ResponderEliminarLos animales suelen ocupar un espacio importante en la vida de las personas con las que conviven. Solo les falta hablar, suele decirse. Y es cierto.
Uno de mis hijos, hace unos años trajo un perrito a la casa y lo aceptamos considerando que podía ser bueno para él que atendiera esa responsabilidad. Enseguida quedó claro que los responsables éramos nosotros y ahí empezaron los problemas. Ni mi mujer ni yo disponemos de tiempo libre y el can, Lucky se llamaba, a pesar de que podía corretear por la casa y el jardín, en nuestra ausencia, nos demostraba su enfado por no atenderle más arrancando la instalación del riego por goteo o cualquier otro artilugio que considerar que nos podía afectar. Finalmente, y gracias a una amiga –era, es, un animal de muy buena presencia-, pudimos localizarle una familia interesada –en Alemania- y allí que lo enviamos. Recibimos una foto en su nueva casa y se le ve estupendo.
Visitaba tu blog y ver que seguías activa en los comentarios me indicaba que el mundo sigue girando y que en cualquier momento podíamos leer algo tuyo. Finalmente, el “Pan de Ángel” a cedido paso a la “Charlotte cebra” y a su curiosa historia que magistralmente nos cuentas en la entrada.
Un saludo,
Sebastián Damunt