viernes, 9 de diciembre de 2011

Thornton Club



Estamos en la semana del Puente de la Constitución, que con la historia de la crisis, también ha pasado a engrosar la lista de posibles cambios y recortes. ¡Confiemos en que no se nos hunda también el puente!


Los amigos Gregorio y Diego -y compañía-, que a bordo de su "Nuevo Salvador" navegan a la búsqueda y captura del salmonete y lo que se presente, se ocupan también de las redes para que, llegado el momento, no les fallen.


Antonio, siempre atento con los amigos, no sabemos si se ha acercado para ofrecerles un café, informase de lo que están haciendo, o sencillamente saludarles.



El martes ya se animó el Paseo de La Barra y el tráfico de barcos y paseantes fue ya considerable.


Dionisio, siempre atento a la jugada, se preocupó de que no les faltaran tentaciones a los Amigos de La Tana.



¡Los frutos del mar no puede fallar! Además, ahora ha empezado también la pesca del chanquete, que revuelto con ajos tiernos está rico, rico.


José Luis, en compañía de su esposa, nos visita con frecuencia. Hoy, miércoles, aprovechando que teníamos un bonito barco en frente no hemos podido resistir la tentación de dejar constancia de su presencia. Siempre recordamos la exhibición que nos organizó hace un par de años -es un experto en R.C.- con su helicóptero, motivo por el que siempre nos ponemos en guardia por si nos asombra con algún aparatito nuevo...


Y el jueves, los barcos entraban y salían y era un encanto verlos pasar.


Diciembre, y el Paseo de la Barra funcionando, ya es un buen reclamo para los aficionados al aire libre, el mar, los barcos, y el arrocito con su toque de ajo, que no viene mal en estos tiempos en que los vampiros se han rejuvenecido y se nos aparecen por todas partes. Me refiero a las nuevas series TV.


El jueves tuvimos la alegría de que nos visitara el Gran Thorton y familia. Desde luego, incluso ahora que está en parada técnica, vale la pena visitar su maravilloso blog, Thorton Club.

Antonio -biógrafo oficial de los Amigos de La Tana- me avisó de su presencia y enseguida salí para que no perderme la visita en Amigos de La Tana, y también me contó -me quedé con la boca abierta de la sorpresa- que Manrique Cos, fue en tiempos destacado jugador de baloncesto. En el Paseo de la Barra, no falla, es que están siempre los mejores.


El "puente", contra viento y marea, más o menos, pero funciona y confiamos en que no se rompa y quedemos incomunicados.

4 comentarios:

  1. Menudo lujazo ese paisaje diario desde La Tana, que si los barcos, que esos pescadores entrañables con sus redes, que si los amigos siempre con la sonrisa. Claro que no es raro que sonrían con esos alimentos que les dais por ahí, deben estar felices.
    La sola mención de los arroces de La Tana me han hecho la boca agua, eso es justo lo que me pediré cuando vaya a visitaros un día de estos.
    Un beso

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  2. Gracias Sebastián por tus cariñosas palabras. Eres lo mejor de La Tana y un ejemplo para Javi, Carmelo, Pitu, Juan y Dionisio.

    Un abrazo muy fuerte.

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  3. Amiga Viena:
    Sabes que el Paseo de la Barra de Cabo de Palos es una zona privilegiada. Carlo Ponti, en su libro “Cabo de Palos, mi pueblo”, cuenta los orígenes de este enclave, paraíso desabitado al que, emulando –es un decir- a las naves de Colón o a los balleneros del País Vasco, las embarcaciones de los pescadores de la costa alicantina, en sus correrías en busca de buena pesca, aquí recalaron, y, según parece, algunos lo consideraron tierra prometida afincándose de forma permanente.
    En 1967, Isidoro Cestau, Mâitre vasco-navarro, que ya me reclutó de la Costa Brava para Madrid, me invitó en esa ocasión a acompañarle, como segundo suyo, en la inauguración de un hotel de cinco estrellas en La Manga del Mar Menor. Después de echar un vistazo al mapa, le dije:
    ¡Nos vamos a Cabo de Palos o a San Pedro del Pinatar!
    Y nada más llegar, ya vimos el faro y nos dejamos guiar.
    Un saludo,
    Sebastián Damunt

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  4. Amigo Thorhton:
    Tu amabilidad y gentileza, de la que siempre estás sobrado, no me abruma porque, en el fondo, a todos nos cabe siempre un poco más de simpatía, sea merecida o no, para levantarnos el ánimo y empujarnos a seguir.
    Un saludo agradecido,
    Sebastián Damunt

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