2 de Noviembre
Domigo
Domigo
El lebeche sopla fuerte, el mar se riza, las melenas se agitan, pero ¡ojo! luce el sol y esto consigue que los que vinieron a ver el mar, a pasearse y a respirar el aire salino, se sienten a contemplar el oleaje y a ver como las olas se estrellan contra el espigón y las rocas.
Es domingo, están frente al mar, y se lo pasan bien. Se toman su aperitivo, su arroz caldero, su tocino de cielo –las calorías ayudan a resistir el fresquete- y finalmente regresarán a sus hogares -suponemos que satisfechos- después de pasear, comer e incluso ver entrar y salir algún que otro barquito. El mar está encrespado y un yate bastante grande, al entrar a puerto, daba la sensación de que iba estrellarse contra el paseo.
Es domingo, están frente al mar, y se lo pasan bien. Se toman su aperitivo, su arroz caldero, su tocino de cielo –las calorías ayudan a resistir el fresquete- y finalmente regresarán a sus hogares -suponemos que satisfechos- después de pasear, comer e incluso ver entrar y salir algún que otro barquito. El mar está encrespado y un yate bastante grande, al entrar a puerto, daba la sensación de que iba estrellarse contra el paseo.
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